#165 El arte de vivir – Montaigne (II): costumbres, brujas y libertades

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Volvemos a Montaigne. Retomamos hoy sus enseñanzas sobre cómo vivir, sacadas de ese estupendo libro que se titula así: «Cómo vivir. O una vida con Montaigne en una pregunta y veinte intentos de respuesta» de Sarah Bakewell. Y es que el libro, los Ensayos de Montaigne y el propio Montaigne dan para mucho. 

En el capítulo anterior repasamos aproximadamente el primer tercio del libro, pero lo hicimos muy por encima no te voy a engañar. Es un libro denso con infinidad de enseñanzas de las que yo elegí unas pocas nada más, porque de lo contrario la turra habría sido de las que hacen época. Lo mismo va a suceder con el de hoy y en el tercer capítulo que necesitaremos para cerrar esta mini-serie sobre este personaje tan especial. Así que te animo a tomártelos así, como un resumen necesariamente limitado. Y si te gusta lo que oyes, ármate de valor y lee el libro, aunque sea un pequeño tocho y pueda imponer un poco a priori. Hazlo a ratitos si es necesario, pero creo que realmente merece la pena. 

Dicho esto, por si no escuchaste el capítulo anterior, sólo te recuerdo que el libro de Bakewell es su búsqueda de 20 respuestas a esa pregunta de «cómo vivir» en la obra de Montaigne; un tipo que nació hace casi cinco siglos, pero que todas las generaciones que lo han leído desde entonces han creído que les hablaba a ellas. De alguna manera, sus vivencias y lecciones son tan humanas y a veces tan contradictorias que siempre encontramos formas de identificarnos con ellas. Ese «cómo vivir» no sólo trata de la ética o la moralidad, sino que significa cómo llevar una buena vida, una que aprovechemos y que merezca la pena, para nosotros y para el resto. 

En el primer capítulo hablamos básicamente de cómo él entendía que la mejor forma de vivir era despreocupándose de la muerte porque, cuando nos llegue, la naturaleza nos guiará por ese camino. Hablamos también de cómo Montaigne era completamente consciente de que nuestra perspectiva sobre el mundo está limitada y sesgada y de cómo no debemos confiar demasiado en lo que creemos saber. Nos asomamos a la rara forma que tuvieron de criarle, alejado de su familia al nacer y, después, con la extraña regla de que sólo podían hablarle en latín. Hablamos de su relación con los libros, de la importancia de leer mucho pero de no poner a los autores, por importantes que sean, en un pedestal. De no comprarles todo el pescado, vamos; y de afrontar la lectura como una conversación con ellos, pensando en qué estamos de acuerdo y en qué no. Y hablamos también de vivir con atención, con una curiosidad que nos lleve a querer saber más sobre el mundo incluso aunque comprendamos que nos es imposible comprenderlo del todo. Y a la vez de cómo apoyarnos en el estoicismo, el epicureismo o el escepticismo para lidiar con los vaivenes de la vida.

Bien, pues hoy vamos a seguir viendo algunas ideas más sobre cómo vivir. Y en nuestro recorrido vamos a revisar algunas partes más inspiradoras de Montaigne y otras mucho más criticables porque, nos guste o no, todas forman parte de la naturaleza humana. Empezando por una respuesta muy curiosa a la pregunta de cómo vivir: «ten una habitación privada en la trastienda». 

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