#42 Aprendiendo a aprender (II): Efecto espaciado, double-loop learning y los payasos de la tele

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Hace mucho, mucho tiempo, en un capítulo muy, muy lejano, hablamos de algunas técnicas para aprender más y mejor. Y lo cierto es que es un tema que tenía pendiente retomar.

Entonces te conté ideas que venían de genios como Richard Feynman, Warren Buffett o Charlie Munger.

Hoy vamos a seguir hablando de algunas ideas para ser más eficaces en nuestro aprendizaje y lo vamos a hacer con referencias a genios tan grandes como Miliki, Fofó y Fofito.

Por lo general, no nos paramos a pensar en nuestro propio proceso de aprendizaje, ni en cómo hacerlo de una manera más eficaz. Tendemos a repetir los esquemas con los que se nos enseñó en el colegio: a leer, como mucho a tomar notas y, si acaso, a memorizar. Como si eso fuera garantía de nada.

Porque, a ver: ¿tú te acuerdas del Teorema de L’Hôpital, de cómo se hacía un análisis sintáctico y de los afluentes del río Duero?

A lo mejor, te acuerdas de que lo estudiaste, pero lo más probable es que seas incapaz de repetir nada de su contenido. A mí al menos me pasa eso.

Y es una pena, porque si algo nos enseñó Darwin es que no sobrevive el más fuerte, sino el que mejor y más rápido se adapta. Es decir, el que mejor aprende. Y esto fue fundamental para que nuestra especie llegara a existir. Porque en el fondo, simplemente somos microbios venidos a más.

Pero esa capacidad para aprender es aún más importante en un mundo de transformaciones aceleradas. Como si algún Dios malvado le hubiera dado al fast-forward, hemos pasado de un mundo que cambiaba cada varias generaciones, a uno que va a cambiar varias veces en el transcurso de una misma generación. Nos costó 5500 años desde que inventamos la escritura hasta que llegó la imprenta… y sólo 500 años después de la imprenta, llegó internet. Y 30 años después, la web. Y 15 años después, el iPhone. Y así con todo.

Pero no sólo crece exponencialmente la velocidad a la que innovamos, sino también la información que generamos. Hace ya algunos años, en 2013, unos investigadores calcularon que en los dos últimos años, habíamos generado el 90% de los datos que la humanidad había generado en toda su historia. A estas alturas, imagino que esa cifra rondará el 99%. O algo así.

En cierta medida, hemos pasado de un rango temporal en el que adaptarse era esencial para evolucionar como especie, a otro en el que adaptarnos es esencial para cada uno de nosotros, como individuos.

Total que en este escenario de cambio continuo, adaptarnos constantemente seguramente pasa por dos claves:

  • La primera es ser capaces de procesar y retener de manera eficaz conocimiento nuevo, que normalmente proviene de otros. Llámalo estudiar o llámalo aprender, pero eso es algo que, más que en ningún otro momento de la humanidad, vamos a necesitar hacer durante toda nuestra vida.
  • La segunda es aprender de nosotros mismos. Y esto tiene más que ver con cómo nos aseguramos de que aprendemos de la experiencia.

Y precisamente de esas dos claves vamos a hablar hoy. Vamos a empezar por una técnica para aprender y retener contenidos de manera más eficaz y después hablaremos de un par de ideas para aprovechar mejor nuestra experiencia como una fuente de aprendizaje.

NOTAS DEL CAPÍTULO

Libros recomendados:

Personas mencionadas:

Conceptos mencionados:

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