Hace mucho, mucho tiempo, en un capítulo muy, muy lejano, hablamos de algunas técnicas para aprender más y mejor. Y lo cierto es que es un tema que tenía pendiente retomar.
Entonces te conté ideas que venían de genios como Richard Feynman, Warren Buffett o Charlie Munger.
Hoy vamos a seguir hablando de algunas ideas para ser más eficaces en nuestro aprendizaje y lo vamos a hacer con referencias a genios tan grandes como Miliki, Fofó y Fofito.
Por lo general, no nos paramos a pensar en nuestro propio proceso de aprendizaje, ni en cómo hacerlo de una manera más eficaz. Tendemos a repetir los esquemas con los que se nos enseñó en el colegio: a leer, como mucho a tomar notas y, si acaso, a memorizar. Como si eso fuera garantía de nada.
Porque, a ver: ¿tú te acuerdas del Teorema de L’Hôpital, de cómo se hacía un análisis sintáctico y de los afluentes del río Duero?
A lo mejor, te acuerdas de que lo estudiaste, pero lo más probable es que seas incapaz de repetir nada de su contenido. A mí al menos me pasa eso.
Y es una pena, porque si algo nos enseñó Darwin es que no sobrevive el más fuerte, sino el que mejor y más rápido se adapta. Es decir, el que mejor aprende. Y esto fue fundamental para que nuestra especie llegara a existir. Porque en el fondo, simplemente somos microbios venidos a más.
Pero esa capacidad para aprender es aún más importante en un mundo de transformaciones aceleradas. Como si algún Dios malvado le hubiera dado al fast-forward, hemos pasado de un mundo que cambiaba cada varias generaciones, a uno que va a cambiar varias veces en el transcurso de una misma generación. Nos costó 5500 años desde que inventamos la escritura hasta que llegó la imprenta… y sólo 500 años después de la imprenta, llegó internet. Y 30 años después, la web. Y 15 años después, el iPhone. Y así con todo.
Pero no sólo crece exponencialmente la velocidad a la que innovamos, sino también la información que generamos. Hace ya algunos años, en 2013, unos investigadores calcularon que en los dos últimos años, habíamos generado el 90% de los datos que la humanidad había generado en toda su historia. A estas alturas, imagino que esa cifra rondará el 99%. O algo así.
En cierta medida, hemos pasado de un rango temporal en el que adaptarse era esencial para evolucionar como especie, a otro en el que adaptarnos es esencial para cada uno de nosotros, como individuos.
Total que en este escenario de cambio continuo, adaptarnos constantemente seguramente pasa por dos claves:
- La primera es ser capaces de procesar y retener de manera eficaz conocimiento nuevo, que normalmente proviene de otros. Llámalo estudiar o llámalo aprender, pero eso es algo que, más que en ningún otro momento de la humanidad, vamos a necesitar hacer durante toda nuestra vida.
- La segunda es aprender de nosotros mismos. Y esto tiene más que ver con cómo nos aseguramos de que aprendemos de la experiencia.
Y precisamente de esas dos claves vamos a hablar hoy. Vamos a empezar por una técnica para aprender y retener contenidos de manera más eficaz y después hablaremos de un par de ideas para aprovechar mejor nuestra experiencia como una fuente de aprendizaje.
NOTAS DEL CAPÍTULO
Libros recomendados:
- Josh Waitzkin – The Art of Learning
- Ray Dalio – Principles (en español, Principios)
- José Mª Báez Pérez de Tudela – Método y Técnicas de Estudio
- Ron Hale-Evans – Mindhacker
Personas mencionadas:
Conceptos mencionados:
- Efecto espaciado y curva del olvido
- The Spacing Effect: How to Improve Learning and Maximize Retention
- Software para repaso: Supermemo y Anki
- Double-loop learning
Música del capítulo