Lo mismo te sorprende que esta semana haya dos capítulos de kaizen. Pero éste no es un capítulo al uso, es un poco especial.
Y es que hace muy poco que se cumplieron dos años de vida del podcast y quería contarte algunas cosas sobre el mismo y algunos planes de futuro. Así que, si no son temas que te interesen, te recomiendo que te lo saltes. La semana que viene volveremos con un capítulo más convencional, que no normal, porque de esos no sé si hay muchos. Y además el de la semana que viene, no es precisamente normal. Pero bueno, ahora vamos a hablar de kaizen.
Como seguramente me hayas escuchado alguna vez decir, es un proyecto que se me ha ido de las manos. Mi idea original era, bueno, pasar el rato aprendiendo a grabar un podcast y sin más pretensión que obligarme a aprender un poco más cada día. Ahora, dos años después, estamos a punto de llegar al millón de descargas. Y tal y como ha empezado 2021, si se mantiene el ritmo actual, sumaremos otro millón sólo este año. Jamás, ni de lejos, podía imaginar que tanta gente se quisiera sumar a mi aprendizaje continuo. Lo he dicho muchas veces, pero lo repito porque creo que merece la pena decirlo todas: muchísimas gracias por escuchar kaizen, de verdad.
Me pedían en twitter el otro día que contara un poco sobre el proceso del podcast, sobre cómo ha sido la evolución y cómo preparo cada capítulo. Y, la verdad, estos dos años han sido apasionantes y llenos de aprendizajes en muy diferentes formas. Para empezar he conseguido ser fiel a un proyecto personal, a algo que no estuviera vinculado directamente a mi trabajo, seguramente por primera vez en mi vida. Porque proyectos, ocurrencias como la de kaizen, he tenido casi infinitos desde que era un enano. He perdido la cuenta ya. Desde diseñar camisetas, programar videojuegos, bots para twitter, diferentes tipos de webs, blogs… en general, casi cualquier cosa que se pudiera hacer con un ordenador. Eso sin contar mis torpes pinitos con el bricolaje y la albañilería, que dan para un capítulo entero. Pero casi ninguno de esos duró más que unos pocos meses. En cualquier caso, seguramente mis primeras conclusiones están ahí: para mi propio crecimiento personal e incluso profesional, tener proyectos paralelos al trabajo es fundamental. Muchas habilidades que me han sido útiles en mi vida profesional, las aprendí con proyectos de este estilo.
Por otro lado, supongo que este podcast ha sobrevivido a mis gustos cambiantes, precisamente porque se nutre de mi propia manía de aburrirme fácilmente y saltar de un tema a otro. Lo cual es un aprendizaje en sí, porque creo que muchas veces, yo el primero, nos empeñamos en nadar contra la corriente de nuestra propia forma de ser, en lugar de intentar alinear nuestra naturaleza con lo que hacemos. Encontrar el encaje entre lo que se nos da bien y lo que nos gusta, que no siempre coinciden, suele ser una buena idea.
El caso es que el podcast sobrevivió incluso antes de empezar, porque me tiré tres meses haciendo pruebas, grabando y regrabando sin publicar nada, hasta encontrar más o menos el tono y el formato que quería tener. Y el resultado final está objetivamente “mal”, entre comillas, si pensamos en todas las reglas o consejos que se suelen dar para quien crea contenidos, no sólo podcast. Para empezar, tiene un nombre muy poco descriptivo y tampoco tiene una temática demasiado definida. Sí, hay algunas ideas recurrentes, pero muchos capítulos no tienen nada que ver entre sí. Ni siquiera la duración está muy clara, aunque últimamente parece que salen más o menos parecidos. Y, además, siento decirlo así, no tengo demasiado en cuenta qué temas pueden interesar a más audiencia. Claro que así ha salido alguno un poco más raro aún que los demás. Y en el fondo esa es otra lección que me llevo. Porque todo eso es el resultado de una serie de decisiones conscientes, hay un motivo para hacerlo así. Lo que he aprendido es que las reglas están para romperlas, pero no necesariamente para ignorarlas. Si te las quieres saltar, lo suyo es conocerlas.
Eso sí, al final ha acabado siendo un podcast bastante artesanal. Y, no te voy a engañar, muy poco escalable. Cada capítulo de kaizen lleva mucho más tiempo del que cualquier persona cuerda dedicaría. Para empezar, no soy capaz ni de cuantificar las horas de investigación o lectura de cada tema. Son maravillosas, porque las disfruto mucho, pero son un montón. Algunos capítulos son el resultado de haber leído uno o dos libros y otros el de toda una vida siendo un friki. Después, hay una etapa de escritura del guión, que normalmente me lleva entre 4 y 6 horas. A veces un poco menos y otras, como alguno de los especiales, bastante más. Y finalmente, hay una última etapa de grabación, producción y distribución que entre unas cosas y otras lleva entre 2 y 4 horas. Y, por en medio, muchos arreglos y regrabaciones y cambios, que seguramente casi nadie note, simplemente porque soy un maniático y me doy cuenta de que no me gusta una palabra que he usado o cómo la he dicho. Lo que te decía, muchas más horas de las que ninguna mente cuerda dedicaría.
Pero si lo hago así es porque es parte del precio del ego. Algún día quiero sacar tiempo para hacer una reflexión parecida sobre lo que yo he visto en mis padres. Los dos artistas, cada uno a su manera, mi padre era pintor y mi madre ha escrito toda su vida y también durante una larga etapa fue fotógrafa. Hay algo casi suicida para el ego en producir contenidos o arte y exponerlos públicamente. Es un salto al vacío, una invitación a que otros juzguen o critiquen algo en lo que normalmente has puesto muchas energías, ilusiones y en el caso del arte hasta tus propias emociones. Así que supongo que esas manías perfeccionistas son mi forma de lidiar con esos sentimientos, de estar seguro de que lo que sale cada semana me gusta.
O, al menos, me gusta esa semana. Porque otra cosa que he aprendido es que el efecto Dunning-Kruger, que es simplemente que cuanto más sabemos de un tema, más nos damos cuenta de sus sutilezas y de lo poco que sabemos realmente, es muy real. En alguna ocasión he vuelto a escuchar algunos de los primeros capítulos de kaizen y, desde mi perspectiva actual, los volvería a grabar enteros y algunos hasta me los cargaba. Y seguro que en un año me pasa lo mismo con los actuales. De hecho creo que si no sucediera, no estaría aprendiendo.
Estos son algunos de mis principales aprendizajes de estos dos años, además de, claro, estar enormemente agradecido a quienes han recomendado el podcast, a quienes me han invitado a entrevistas o a todos los súper entrevistados que han pasado por aquí. Éstas y alguna cosa más, las contaba en twitter el otro día.
Porque ahora, toca hablar de siguientes pasos. Y es que creo que la naturaleza humana, al menos es la mía, hace que cuando conseguimos construir algo y más o menos funciona queremos dar siempre un paso más.
Una de mis tareas pendientes es monetizar el podcast. No en el sentido de convertirlo en un podcast de pago, que no me lo planteo porque creo que realmente tiene más sentido cuanta más audiencia tiene y porque además no me gustaría que si alguien no se lo pudiera permitir no pudiera acceder a los contenidos. Pero sí creo que haber tardado tanto en plantearme monetizar ha sido un error.
Primero, porque vivimos una época en la que los contenidos se han devaluado. La propia naturaleza de internet y las dinámicas que hemos generado sobre ella, han empujado a millones de creadores de contenidos a ofrecerlos gratis. Creo que era inevitable, pero creo que es también inevitable que, si no buscamos formas de cambiar esas dinámicas, los contenidos de calidad cada vez escaseen más. No hay más que mirar a los medios de comunicación, que están atrapados en una espiral de ingresos decrecientes, estructuras insostenibles y contenidos cada vez más rápidos y menos elaborados. Así que creo que quienes creamos contenidos somos los primeros que tenemos que ponerlos en valor.
Y por otro lado, porque tengo muchas ideas de cosas que me gustaría hacer con el podcast para mejorarlo. Pero requieren más recursos, más tiempo y quizás ayuda de alguien. Y eso, hay que poder pagarlo.
Así que en las próximas semanas seguramente vas a ir viendo surgir novedades alrededor del podcast, pruebas que quiero hacer para encontrar la mejor forma de mantenerlo y ampliarlo.
La primera, que ya te puedo anunciar hoy y que me hace mucha ilusión es el lanzamiento de la Comunidad kaizen. Una parte privada de la web, a la que acceder por suscripción, con beneficios exclusivos para miembros. El primero, claro, el de apoyar el podcast y asegurar así que dura muchos, muchos años. Y presumir de ser mecenas. Ya casi, casi, no tendrías nada que envidiar a los Medici, a Felipe II, o a los Rothschild.
Además, desde hoy está abierta una sección con los apuntes de casi todos los capítulos, con el guión completo revisado a mano y en formato pdf, que es una cosa que muchos me habéis pedido. También, tienes acceso a un feed exclusivo del podcast en el que nunca habrá publicidad. Y la idea es que esto sólo sea el principio. Pronto me gustaría añadir una manera de conectar a los miembros de la comunidad entre sí, con un foro o un discord o algo así… le estoy dando vueltas. Entre los planes futuros para la comunidad, que también dependerán de cómo evolucione el experimento, están añadir charlas online conmigo o con invitados, cursos completos sobre algunos de los temas del podcast y alguna otra ocurrencia más.
En estas primeras semanas en las que la Comunidad va a estar en pruebas y en las que voy poco a poco completando los apuntes, la suscripción va a estar a un precio especial para los primeros valientes que os queráis sumar. Así que si te interesa, date prisa y ahorrarás.
Por otro lado, seguro que te has dado cuenta de que he dicho antes que el feed exclusivo para miembros no va a tener publicidad. Por lógica, eso significa que en el podcast gratuito, en el de siempre, vamos, lo más probable es que sí. Al menos, seguro que la va a haber de la propia comunidad kaizen. Y probablemente también de patrocinadores que quieran sumarse a apoyar el podcast. Es un paso que me ha dado mucho respeto siempre, por aquello de no añadir ruido, pero sobre el que me gustaría encontrar un equilibrio apropiado. Así que, si quieres ser patrocinador de kaizen, es tu oportunidad. Hablemos 🙂
En resumen, que el objetivo no es vivir del podcast (que me encantaría, pero no sé si es factible y además ya tengo un trabajo que disfruto mucho y que me da de comer estupendamente), sino dar algunos pasos más para que siga creciendo y sea cada vez mejor. Y, ya puestos, seguir haciendo experimentos, aprender y contártelo
NOTAS DEL CAPÍTULO
Hilo de twitter sobre los dos años de kaizen
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